EUROPA
PRESS
7 noviembre
2016
La privación del sueño puede provocar que las personas consuman
más calorías durante el día siguiente, según revela una revisión sistemática y
un metaanálisis dirigidos por expertos del 'King's College London', en Reino Unido.
El
metanálisis combinó resultados de muchos estudios previos de pequeñas
intervenciones para producir una respuesta más sólida y encontró que las
personas con privación de sueño consumían un promedio de 385 kcal por día extra, lo que equivale a las calorías de
aproximadamente 4,5 rebanadas de pan.
El
estudio, publicado este miércoles 'European Journal of
Clinical Nutrition',
combinó los resultados de 11 estudios con un total de 172 participantes. El
análisis incluyó evaluaciones que compararon una intervención de restricción
parcial del sueño con una intervención de control sin restricciones del sueño y
midieron la ingesta energética de los individuos durante las siguientes 24
horas.
De esa
forma, encontraron que la privación parcial del sueño no tuvo un efecto
significativo en la cantidad de energía gastada en las siguientes 24 horas. Por
lo tanto, los participantes registraban un aumento neto de energía ganada de
385 calorías por día.
Los
investigadores también descubrieron que había un pequeño cambio en lo que
comían las personas que carecían de sueño: tenían una ingesta de grasas
proporcionalmente más alta y más baja en proteínas, pero no se produjo ningún
cambio en la ingesta de carbohidratos.
Un posible contribuyente a la obesidad
"La
principal causa de la obesidad es un desequilibrio entre la ingesta de calorías
y el gasto y este estudio se suma a la acumulación de pruebas de que la
privación del sueño podría contribuir a esta inestabilidad. Encontramos que la
privación parcial de sueño dio lugar a un gran aumento neto de la energía
consumida de 385 kcal por día, por lo que si la
privación de sueño a largo plazo continúa dando lugar a un incremento de la
ingesta calórica de esta magnitud, puede contribuir al aumento de peso", señala
la doctora Gerda Pot,
investigadora de la División de Nutrición y Diabetes del 'King's
College London'.
"La
reducción del sueño es uno de los riesgos de salud más comunes y potencialmente
modificables en la sociedad actual, en los que la pérdida crónica de sueño se
está volviendo más común. Se necesita más investigación para analizar la
importancia de la privación parcial del sueño a largo plazo como factor de
riesgo para la obesidad y si la extensión del sueño podría desempeñar un papel
en la prevención de la obesidad", añade la también profesora de la
Universidad Vrije, en Ámsterdam.
Un
pequeño estudio previo en 26 adultos detectó que la privación parcial del sueño
dio lugar a una mayor activación de áreas en el cerebro asociadas con la
recompensa cuando las personas estaban expuestas a los alimentos. Una mayor
motivación para buscar alimentos podría ser una explicación para el incremento
de la ingesta de alimentos visto en personas con menos horas de sueño en este
trabajo, sugieren los autores.
Otras
posibles explicaciones incluyen una interrupción del reloj corporal interno que
afecta a la regulación del cuerpo de la leptina (la
hormona de la saciedad) y la grelina (la hormona del
hambre). La cantidad de restricción del sueño varió entre los trabajos, con los
participantes privados de sueño durmiendo entre 3,5 y 5,5 horas en la noche, y
los sujetos de control pasaron que pasaron entre siete y 12 horas en la cama.
Los
autores sugieren que se necesitan más estudios al respecto. "Nuestros
resultados destacan el sueño como un tercer factor potencial, además de la
dieta y el ejercicio, para dirigir el aumento de peso con mayor eficacia.
Actualmente, estamos llevando a cabo un ensayo controlado y aleatorizado
en personas con pocas horas de sueño para explorar los efectos de la extensión
del sueño en los indicadores de aumento de peso", adelanta Haya Al Khatib, autor principal y candidato a doctorado en el King's College de Londres.